Otro jardín desconocido, y también de acceso restringido, se encuentra en el patio trasero de la Ermita del Cristo Universitario de los Doctrinos, un ejemplo de sobriedad típica de la arquitectura popular barroca castellana reconstruida en 1702, manteniendo la misma sencillez, sobre la original del s. XIII que por la humildad de su fábrica presenta un contraste singular con los magníficos edificios colegiales de los s. XVI y el XVII que jalonan la calle de los Colegios donde se encuentra.
Sus muros de carga construidos en cajetones de ladrillo rellenos de mampuesto cobijan un sencillo templo de una sola nave con bóveda de cañón a la que se accede por una puertecita desde un estrecho zaguán, teniendo por toda decoración en su fachada dos ventanas, un reloj de sol y una pequeña campana encastrada.
«Corral de Mataperros»
Se conoce al mencionado patio como «el corral de Mataperros» porque se dice que era el lugar de enterramiento de todos los que fallecían fuera del seno de la Iglesia. Hay que remontarse a 1581 cuando Juan López de Úbeda, sacerdote y docente, fundó un seminario para niños huérfanos de la Doctrina Cristiana, y cuyas clases se impartían en dicho corral. En él se aleccionaba a los «doctrinos» -como se llamaba a estos niños- en presencia de un Cristo crucificado que comenzó a llamarse el Cristo de los Doctrinos.

Según la tradición en 1661 durante unos trabajos en la muralla colindante se encontró una imagen del Cristo de la Misericordia enterrada (que aún se conserva en la sacristía), lo que propició que la corporación municipal permitiera la instalación en esta ermita de la recién creada cofradía del Cristo de la Misericordia, integrada por un grupo de vecinos declarados «debotos del santo Christo de los Niños de la Doctrina», cuyo fin era mantener el culto y la devoción a esta imagen.
Cofradía Santísimo Cristo Universitario de los Doctrinos
En la actualidad la ermita es la sede de una de las cofradías más antiguas de la ciudad, la del Santísimo Cristo Universitario de los Doctrinos, que siempre contó con bastantes cofrades universitarios, ya que la ermita ha acogido tradicionalmente a gran cantidad de estudiantes procedentes de los numerosos colegios vecinos, que rezaban antes de sus exámenes, y que se negaron a que la imagen fuera trasladada a otro templo. Es por eso que con el tiempo llegó a incluirse el adjetivo «universitario» para denominar a la ermita o al Cristo de los Doctrinos, quedándose como parte de su denominación oficial.
Se conservan en el patio varios elementos de interés:
- Una escultura de doña Catalina de Gamboa y Mendoza procedente del Colegio-convento del Santo Ángel, «Gilitos».
- Un monumento a san Diego de Alcalá, donado en 1964 por el alcalde de la ciudad californiana homónima, James S. Cosiey.
- Un Cristo crucificado de piedra del siglo XVI procedente del monasterio cisterciense de Bonaval (Guadalajara).
- Cuatro quimeras de Pietro Nicoli procedentes de la restauración realizada en el Palacio Arzobispal en 1879.
- Y por último, una placa que recuerda que allí estuvo el primer emplazamiento del colegio de los jesuitas en 1546, aunque sólo permanecería aquí un año, ya que al siguiente fue trasladado a la calle Libreros.
La tradición afirma que en este lugar enseñaron doctrina san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola y san José de Calasanz, durante su paso por las aulas universitarias de Alcalá.
En cuanto a la composición del jardín, lo adornan multitud de especies florales y arbustivas, destacando una palmera canaria (Phoenix canariensis) y algunos cipreses (Cupressus sempervirens) visibles desde el exterior.
@complumiradas