Desde 1998 la primera semana de diciembre quedó grabada en el futuro calendario de celebraciones complutenses junto al 9 de octubre o el 23 de abril, efemérides del bautismo y muerte del universal Miguel de Cervantes respectivamente, porque el 2 de diciembre de ese año Alcalá se convirtió en nuevo miembro del distinguido club de Ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Fue el 2 de diciembre de 1998 en la ciudad de Kioto donde se declaró que la «Universidad y Recinto Histórico de Alcalá de Henares» merecían ser incluidos en la lista del Patrimonio Mundial, aunque en el documento oficial que cuelga de la pared en la Sala de Juntas del Ayuntamiento figura el 5 de diciembre. Este reconocimiento no solo se debió al patrimonio histórico y artístico conservado, sino también a la trascendental aportación que la ciudad complutense hizo a la cultura universal en los siglos XVI y XVII principalmente.

En pocas palabras, se justificó su inscripción en base al cumplimiento de tres de los seis criterios tenidos en cuenta para singularizar el Valor Universal Excepcional de un bien cultural: por ser la primera ciudad universitaria planificada de la historia (1499) cuyo modelo serviría de ejemplo a otros centros de enseñanza en Europa y América (criterio II); por ser ejemplo de la ciudad ideal agustiniana «Ciudad de Dios» o «Civitas Dei», que se materializó en dicha planificación y se exportó al mundo entero (criterio IV), y finalmente, por los avances linguisticos que tuvieron lugar en ella de la mano de grandes maestros como Nebrija, sobre todo en lo referido a la Lengua Española, y gracias también a la labor de su hijo más ilustre, Miguel de Cervantes Saavedra, y su obra maestra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que contribuyeron al desarrollo intelectual de la humanidad (criterio VI).

Unos años antes, en 1985 Alcalá había rescatado su espíritu cultural gracias a un convenio suscrito por diversas administraciones públicas para recuperar el patrimonio arquitectónico y urbano.
En 1996 el Ayuntamiento y la Universidad habían firmado un convenio para la protección y conservación del patrimonio del casco histórico. Y así llegamos al mes de enero de 1998 cuando el evaluador del ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, organización internacional no gubernamental asociada con la UNESCO), el arquitecto francés Didier Repellin realizó una visita a Alcalá y, en presencia del alcalde y de la corporación municipal, dijo que se trataba «del mejor expediente presentado hasta hoy por una ciudad histórica para el Patrimonio Mundial».
Aquel miércoles 2 de diciembre, multitud de complutenses se congregaron en las calles con las campanas de la Magistral sonando, y los vecinos abrazándose, mientras desde las escaleras del antiguo Colegio Menor de Clérigos Ministros de los enfermos de San Carlos Borromeo o Agonizantes, donde está ubicado el Ayuntamiento (1653), otra multitud compuesta por la corporación municipal y demás autoridades rodeados por los medios de comunicación hacían pública la noticia y brindaban entusiasmados.

Por fin Alcalá volvía a lucir sus mejores galas, las que fraguaron su riqueza patrimonial en el Siglo de Oro, y que los desafortunados hechos históricos acaecidos en el s. XIX fatigaron y ocultaron injustamente cuando la Universidad fue cerrada en 1836, y muchos de sus edificios subastados, malvendidos o simplemente abandonados.
Ese mismo siglo la Sociedad de Condueños, integrada por destacados complutenses como Esteban Azaña, José Demetrio Calleja, Juan José Lecanda, José García Saldaña o Francisco Javier García Gutiérrez, entre otros, que alarmados pusieron fin al expolio comprando la denominada Manzana fundacional o Manzana Cisneriana hacia 1850.
Así, los llamados «Edificios que fueron Universidad» tuvieron uso como cuarteles, prisiones, colegios y oficinas administrativas, gracias a lo cual fueron utilizados y ocupados continuamente a lo largo de los años, conservándose sin alteraciones significativas hasta que la la Universidad de Alcalá, tras 150 años cerrada, se restauró en 1977, continuando con el espíritu legado de su fundador, el cardenal Cisneros.

El centro histórico complutense comprende tres recintos:
1 – EL RECINTO ECLESIÁSTICO que Incluye el Palacio Arzobispal amurallado y el Convento de San Bernardo.
Desde el s. XIII se tienen noticias acerca de las casas que los Arzobispos de Toledo tienen en Alcalá. El actual Palacio Arzobispal nació como fortaleza defensiva a partir del siglo XIV. A lo largo de los siglos XV, XVI y XVII se irá transformando sucediéndose los estilos mudéjar, renacentista y barroco. Entre sus arquitectos destaca Alonso de Covarrubias, que trazó lo que hoy es fachada principal del conjunto y el desaparecido patio de Fonseca y su escalera. El escudo, del s. XVIII, fue emblema del arzobispo Luis Antonio de Borbón, hijo de Felipe V. En la actualidad es sede del Obispado de Alcalá.

El arzobispo Pedro Tenorio, en el siglo XIV, rodeó Alcalá de una muralla que se extendía hasta lo que hoy es la plaza de Cervantes.
A finales del siglo XV, el arzobispo Alonso Carrillo de Acuña amplió el perímetro hasta la puerta de Mártires y la de Aguadores.
La última gran remodelación se debió al arzobispo Bernardo de Sandoval y Rojas, que reconstruyó la zona en torno al recién fundado Monasterio de San Bernardo, al que quedó incorporada la puerta de Burgos (única medieval que se conserva), mandando levantar el Arco de San Bernardo.
En el siglo XVIII, el arzobispo Lorenzana mandó reconstruir en estilo neoclásico otra puerta cercana al palacio, la Puerta de Madrid.

De las antiguas murallas edificadas en el siglo XIV por Pedro Tenorio, solo quedan las que rodeaban el Palacio Arzobispal, conservándose 16 torres.
Alcalá fue una villa amurallada por motivos de defensa y económicos ya que en las diferentes puertas de la muralla se cobraba el denominado portazgo.
Actualmente se puede visitar a través de la Torre XIV del recinto amurallado del antiguo alcázar, las Murallas y el Antiquarium que muestran lrestos arqueológicos del Palacio Arzobispal, que fue destruido en un incendio en 1939, recreando las galerías del Ave María, el gran patio de Fonseca y la famosa escalera de Covarrubias.

Del Monasterio Cisterciense de San Bernardo hay que destacar su trazado obra del arquitecto Juan Gómez de Mora, edificado como monasterio cisterciense femenino por voluntad del arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas a partir de 1618.
Espectacular destaca su majestuosa cúpula que cubre la planta central de su iglesia, en cuyas tribunas superiores se encuentra el Museo de Clausura Cisterciense de San Bernardo, donde se recrea una celda y una cocina de clausura y se muestra parte de la magnífica colección artística que ha atesorado el monasterio durante siglos.

En la misma plaza se encuentra el Museo Arqueológico Regional, situado en lo que fue Colegio Convento de Dominicos de la Madre de Dios, comenzado a construir a partir de 1676.
En su interior se conservan los restos arqueológicos más importantes de la Comunidad de Madrid, sobresaliendo los mosaicos romanos originarios de Alcalá, que fue la Complutum romana hasta la dominación musulmana.

2 – EL RECINTO MEDIEVAL que corresponde a la ciudad anterior a la ampliación universitaria de Cardenal Cisneros y se extiende alrededor de dos ejes: el que forman las calles Cisneros, Mayor y Escritorios, hasta la Plaza de Cervantes en su entorno Oriental, y el eje Sur desde la Plaza de los Santos Niños siguiendo la calle Empecinado.
Entre los lugares con interés que se pueden visitar en esta zona se encuentran la Ermita de Santa Lucía, sede del concejo hasta 1515 donde al atardecer de cada 13 de diciembre, festividad de Santa Lucía, se celebra frente a ella la tradicional hoguera, acompañada con música popular de la dulzaina castellana; la plaza de la Victoria con el Colegio Menor de Mínimos de Nuestra Señora de la Victoria de estilo barroco y la Casa de los Lizana que fue palacio de los Mendoza en Alcalá; la Cárcel Vieja y el Hospital de Santa María la Rica fundado antes de 1312; la llamada Casa de la Entrevista que fue monasterio fundado por Cisneros a finales del siglo XV para religiosas franciscanas, colegio de doncellas y hospital de mujeres.
En el Centro de Interpretación del Burgo de Santiuste, nombre con el que se conocía a Alcalá en los siglos XII y XIII, se muestra cómo eran la ciudad y su urbanismo en la Edad Media, desde el final del mundo romano hasta el inicio del Renacimiento, sus Murallas y el Palacio Arzobispal, la Catedral o la Calle Mayor.

El núcleo central de este recinto medieval lo ocupa la Catedral Magistral de los Santos Niños, cuyo origen se remonta al martirio de los Santos Justo y Pastor acaecido en este lugar en el año 305.
A partir de 1497, el Cardenal Cisneros encarga la actual obra a los hermanos Egas, edificándola en estilo gótico tardío. En la portada principal se aprecian elementos renacentistas con mudéjares. La torre, proyectada por Rodrigo Gil de Hontañón, se construyó en tres fases.
En 1519, el Papa León X otorga al templo al título de Magistral, junto con la de San Pedro de Lovaina en Bélgica, es la única en el mundo que ostenta dicho título.
En 1991 fue distinguida con el título de Catedral, reinstaurándose así la antigua diócesis complutense de origen visigodo.

La calle Mayor soportalada fue durante la Edad Media el eje de la judería complutense. En aquella época las columnas de piedra eran pies derechos de madera en ambos pisos.
Primero el arzobispo Tenorio y, después, Carrillo y Cisneros fueron sustituyendo las antiguas vigas de madera por columnas de piedra procedentes de Complutum que después se sustituyeron también por pilares en el s. XIX.
Algunas columnas primitivas quedan, en las que se puede observar restos de los colores rojo y azul con los que se decoraban durante las grandes celebraciones del Siglo de Oro.

En ella se encuentra el Museo Casa Natal de Cervantes situado en el inmueble donde nació el escritor Miguel de Cervantes (1547-1616), mundialmente conocido por El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, considerada la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal.
El museo recrea las estancias de una casa de los siglos XVI y XVII, donde se desarrollaba la vida cotidiana de una familia acomodada como era la de Cervantes.
Dos de sus salas se dedican a la exposición bibliográfica con algunas ediciones importantes de la obra cervantina, curiosidades y ediciones raras.

Junto al museo, se encuentra el Hospital de Antezana (el hospitalillo) que fue fundado en 1483 por el matrimonio formado por Don Luis de Antezana y Doña Isabel de Guzmán en su casa palacio para la atención gratuita de enfermos humildes.
Se trata del típico palacio mudéjar castellano con patio a dos alturas y galería soportada por pilares y pozo sobre el que predicó San Ignacio de Loyola cuando vivó aquí.
La Iglesia del hospitalillo está consagrada a Nuestra Señora de la Misericordia, y posee una imagen barroca de notable valor artístico perteneciente al taller de Martínez Montañés.

3 – EL RECINTO UNIVERSITARIO correspondiente a la ampliación universitaria del Cardenal Cisneros que comienza en la Plaza del Mercado, llamada de Cervantes desde el s. XIX , hacia el Este, donde se une al recinto medieval prolongando los ejes principales por las calles Libreros y Colegios, cuyo centro es la Plaza de San Diego presidida por la fachada monumental del Colegio Mayor de San Ildefonso.
Tras la fundación de la ciudad universitaria se creó una especie de división en la plaza del Mercado que separaba los recintos universitario y concejil, cuyos balcones enfrentados miraban a esta plaza donde se desarrollaban, no solo el mercado y las ferias, sino también los multitudinarios espectáculos de la época, y que condicionó bastante el urbanismo de la ciudad.
Está documentado que la división también se manifestó entre la población en los numerosos conflictos que hubo entre los estudiantes y los vecinos. El lado de los soportales estaba bajo la jurisdicción del regidor de la villa, y en frente, el lado sin soportales, bajo jurisdicción del Rector.

Domina la plaza de Cervantes la escultura del autor del Quijote del escultor Carlo Nicoli, fundida en bronce en 1879. Los relieves que decoran el pedestal son modernos, obra de Pepe Noja, y representan escenas del Quijote.
También hay que destacar el quiosco de música, realizado por la Fundición Lebrero de Madrid, en 1898, bajo trazas de arquitecto Martín Pastells.
En el extremo sur se alzaba la Parroquia de Santa María la Mayor, incendiada durante la Guerra Civil, de la que sólo se conserva la torre-campanario, parte de los ábsides y varias capillas anexas, entre ellas la del Oidor y la de Antezana, decorada la primera con yeserías de estilo mudéjar, donde se conserva la pila bautismal de Miguel de Cervantes, donde fue bautizado el 9 de octubre de 1547.
Actualmente la Torre de Santa María se ha restaurado y convertido en un excelente mirador del casco histórico.

Aquí se encuentra también el Corral de Comedias, considerado el espacio escénico conservado en funcionamiento más antiguo de Europa, su origen se debe al carpintero Francisco Sánchez que levantó, en 1601, en el Corral de Zapateros un teatro estable en Alcalá.
Se construyó siguiendo el esquema clásico de corral de comedias que incluía escenario, balcón de apariencias, aposentos, cazuela y suelo empedrado con pozo.
En 1769 se techó y se transformó en coliseo a la manera de los teatros del siglo XVIII. En 1831 se convirtió en teatro romántico de planta elíptica.
Fue restaurado en 2003 por el arquitecto José María Pérez González (Peridis).

El centro del recinto universitario lo ocupaba el Colegio Mayor de San Ildefonso que estaba compuesto por varias edificaciones: el Patio de las Escuelas o de Santo Tomás de Villanueva, el Patio de Filósofos, el Patio Trilingüe, el Paraninfo o Aula Magna donde, desde 1977, cada 23 de abril, los Reyes de España entregan el «Premio Cervantes», máximo galardón que reconoce la trayectoria literaria de escritores en Lengua Española, y la Capilla de San Ildefonso, donde se encuentra el sepulcro en mármol de Carrara del Cardenal Cisneros.
Entre los años 1537 y 1553 se realizó la rehabilitación de la primitiva fachada de ladrillo que mandara construir el cardenal Cisneros en 1499, a cargo de Rodrigo Gil de Hontañón que ideó otra fachada en piedra caliza de Tamajón, cuyo espectacular resultado arquitectónico y escultórico convirtió el edificio en un monumento emblemático del Renacimiento plateresco en España.

El desarrollo urbano que experimentó Alcalá durante los siglos XVI y XVII coronó la ciudad monumental y universitaria ideada por el Cardenal Cisneros. Además del Colegio Mayor se construyeron los Colegios Menores para el servicio y complemento de la Universidad.
La mayoría ubicados en la calle Colegios. Destacan los Colegios Menores de Málaga, Caracciolos, Mínimos, Trinitarios Descalzos, y San Pedro y San Pablo, restaurados y convertidos en facultades de Humanidades e Historia, Filología Hispánica e Inglesa, Ciencias Económicas y Empresariales, Biblioteca y Administración de la Universidad respectivamente. Todos presentan elementos artísticos renacentistas y barrocos.
Al final de dicha calle se encuentra la ermita universitaria del Cristo de los Doctrinos cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, aunque el edificio data del siglo XVII y fue cuna de dos de las órdenes religiosas más importantes del siglo de Oro: los jesuitas y calasancios.

En la calle Libreros se los jesuitas construyeron el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús y su iglesia que alberga la Parroquia de Santa María la Mayor desde que se trasladó aquí al ser incendiada. Junto a ella, a través del callejón de las Santas Formas se accede a la capilla del mismo nombre del siglo XVII bellamente decorada por Juan Vicente de Ribera en 1699 y a la que se añadió una sacristía en la segunda década del siglo XVIII.
Fue construida para la custodia y veneración de las 24 Sagradas Formas cuya incorrupción desde 1597 dio lugar a la manifestación religiosa más fervorosa que ha conocido Alcalá, y que se convirtió en una de las tres grandes celebraciones religiosas de la ciudad junto a las de los Santos Niños y la Virgen del Val desde principios del siglo XVII hasta su desaparición durante la Guerra Civil.

En total 75 Ha ocupa el recinto histórico, de las cuáles el 80% de su superficie está ocupada por edificios históricos catalogados y protegidos, total 465.
A los que hay que sumar una zona de protección alrededor del centro histórico con 25 edificios más catalogados, entre los que destacan el Palacete Laredo y la Ermita de San Isidro del siglo XVII, ambos declarados Monumentos, y la Iglesia del Colegio de Carmelitas Descalzos de San Cirilo que fue posteriormente un recinto penitenciario (la Galera) y que aún hoy espera su rehabilitación.
Además hay que mencionar los Bienes Culturales Arqueológicos fuera del recinto histórico como son la ciudad romana de Complutum, única ciudad romana de la Comunidad de Madrid; las villas y necrópolis visigodas de El Val; los yacimientos neolíticos del cerro Ecce Homo y la ciudad árabe de Alcalá la Vieja.
Y otros lugares que he omitido porque haría interminable esta, ya de por sí, larga publicación.
Textos e imágenes por @complumiradas